Mi hija es una adolescente que está terminando la Eso en Valencia y su día a día en la escuela es bastante corriente, con los altibajos propios de la edad.
Esto no sería nada especial si no fuera porque hace unos seis años la situación era completamente diferente. Mi niña llevaba varios años de la etapa primaria con severos problemas de conducta e integración escolares y domésticos. Tan complicados y a veces incontrolables que el habitual peregrinar entre profesionales de la psicología y la pedagogía apenas había modificado o mejorado sus problemas. A lo largo de estos años en una de las muchas visitas le detectaron la posibilidad de que tuviera altas capacidades ( hoy distinguen los expertos entre precocidad, talento y superdotación). Ello en parte fue una buena orientación para reconducir la ayuda y el apoyo profesional, pero los problemas persistieron.
Los niños con altas capacidades, ¡ahora me lo sé bien! despuntan en varios aspectos, algunos en música, otros en ciencias o habilidades lingüisticas u otras. Pueden tener varios años de adelanto en sus capacidades intelectuales. Sin embargo otros aspectos de su personalidad se desarrollan más lentamente, como lo emocional o lo social. El resultado es que pueden estar con personas de su edad cronológica pero con reacciones emocionales o sociales de varios años menos y con capacidad intelectual de un universitario. Los conflictos y problemas pueden ser desde pequeños hasta muy graves e incapacitantes. Y en los ámbitos en que se sufren más son la familia y la escuela.
El mejor consejo que recibí fue el que me tomé con más escepticismo: acudir a un profesional especialista en Pnl e Hipnosis sistémica, en Valencia. Mediante hipnosis, relajación y otras técnicas aparentemente sencillas le fue ayudando a estabilizar su ira, sus miedos, la percepción amenazante que tenía de la escuela y de los demás, y otras muchas cosas. En pocas semanas la niña fue modificando su comportamiento, centrándose más en los estudios y en definitiva, siendo más feliz y más tranquila. Y nosotros los padres ya os podéis imaginar.
Quizá lo mejor de la terapia con hipnosis, es que nos dio las herramientas para ir afrontando los nuevos problemas. En todos estos años; sólo hemos tenido que volver algunas veces para reforzar o consultar algo. En este caso valió la pena probar soluciones sencillas pero potentes que se salían de lo habitual.