«S.M. se enteró de que su dolor de espalda era un síntoma que padecía mucha gente sin causa aparente. Tenía asumido que su antigua afición de bailar, los largos paseos con su marido por las playas de Valencia y otras actividades agradables, se habían acabado. Educada en la creencia de que hay que asumir el sufrimiento

y conformarse «con lo que te toca», había visitado a varios especialistas que le iban diagnosticando una serie de problemas como contracturas, pequeña escoliosis, desgaste óseo y articular, sobrecarga muscular, etc. Con la medicación y algunas pautas notaba mejoría, pero de forma recurrente los dolores volvían con el frío, con el cambio de estación, ante cualquier esfuerzo, al andar mucho o al descansar mucho. Intentó hacer deporte y ejercicio que le acoplara. «-Me desanimo enseguida, porque me molesta y duele incluso varios días después.»

Un día una clienta nuestra de Valencia le comentó lo bien que le iba con la osteopatía y su antiguo dolor lumbar.

Vino a visita. Tras unas sesiones de osteopatía para tratar el dolor y descontracturar los músculos que generaban el mismo, comenzó a percibir mejoría. Además con unos ejercicios muy suaves para hacer en casa, unas sesiones de Osteopatía Craneosacral y otras técnicas adecuadas, pudo recuperar su actividad anterior.

Unas semanas después decidió salir a celebrarlo con su marido. Y nos contó que pudo bailar hasta que el que claudicó fue él.»